Por los senderos del café. La bebida del diablo: Historia económica y política del café en Colombia.
Por: Estrada, Fernando

EL MODELO DE
LA ECONOMÍA CAFETERA
Las
investigaciones fundamentales de la economía cafetera han demostrado que las
alianzas de clase regionales, se establecieron de manera imprecisa en los
territorios, por lo general en la cordillera central de Colombia (aunque no de
manera exclusiva o única) y se organizaron a través del Estado, siendo una
respuesta necesaria a la inevitable necesidad de defender unos valores ya
materializados y una coherencia regional estructurada. Las alianzas propuestas
promovieron activamente condiciones favorables para las nuevas formas de
acumulación en las regiones. Pero, como se evidencia durante la segunda mitad
del siglo XX, estas alianzas resultaron irremediablemente inestables. No
pudieron contener las fuerzas fundamentales que introdujeron, en la segunda
mitad del siglo XX, la economía del narcotráfico y el conflicto armado. Lo que
proyectaron tales alianzas fue más bien una interiorización de estas crisis en
términos de divisiones entre clases y entre facciones regionales potencialmente
explosivas. Los límites de estas alianzas, como de su historia, son porosos y
están sujetos a modificación.
Marco Palacios reúne los primeros estudios comparados sobre historia económica, social y política del café en el contexto de una incorporación del país a los mercados internacionales. Su objetivo es identificar las transformaciones históricas que suceden con base en el cultivo y su papel hegemónico en las exportaciones colombianas. Estas provocaron, en las estructuras productivas y de clases, dinámicas que cambiaron la producción cafetera, las fuerzas regionales y las relaciones con el poder político central. El libro de Palacios concede una notable importancia a los nexos con el mercado mundial, el impulso y la dirección de los cambios regionales; el argumento central es que estas ligaduras pudieron mantenerse y hasta fortalecerse sin que para ello fuera necesaria la presencia activa del Estado.
La implantación y consolidación de una economía monoexportadora constituye una etapa de singular importancia para la consolidación de una nación. En un contexto de fragmentación política creciente y en una geografía regional socialmente dispersa, como en los tiempos de la transición del siglo XIX al XX en Colombia, liberales y conservadores luchaban por imponer su hegemonía política. El cultivo del café se convirtió en factor importante de las resistencias y sumisiones frente al poder político, y consolidó expresiones de identidad regional y política en un país que carecía de una narrativa homogénea de sus tradiciones. Una expansión progresiva de las fronteras de colonización, la transformación de las formas de propiedad, los procesos de inclusión y exclusión de grupos sociales y los desarrollos de un centralismo político, agudizan los desarrollos mismos de la sociedad colombiana. El país evoluciona desde pequeñas unidades minifundistas hasta convertirse en una economía cafetera. De modo que los ideales de un pueblo se suceden como variaciones en la concentración del poder derivado del cultivo del café.
La economía cafetera puede enseñarnos aspectos que superan exclusivamente un renglón importante de la economía nacional. En el caso colombiano, las propias dinámicas de transformación regional, los conflictos políticos y el mismo Estado están relacionados con su devenir. La interpretación de Palacios esboza la historia dentro del marco de evolución de los modernos estados nacionales de Europa y los Estados Unidos; la transición desde la agricultura y los avances del capitalismo en sus estadios consolidados del siglo XIX. De modo que la crónica del café replantea el conjunto de la historiografía colombiana.
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